Una primera escuela para sentirse como en casa

En San Vicenç de Castellet hay el único hogar de crianza reconocida de nuestras comarcas, una vivienda donde se educa niños de 0 a 3 años.

Es una opción muy arraigada en diferentes países del centro y norte de Europa, pero que en Cataluña hace pocos años que está aterrizando. Hasta el punto que apenas ahora la Generalitat está promoviendo la regularización, que los mismos implicados han empujado para tener amparo legal. Aquí se ha implantado con la denominación de hogares de crianza o madres de día, y al conjunto de nuestras comarcas hasta ahora hay una única persona que ejerce con el reconocimiento de la entidad bajo la cual se han agrupado.

Rosa Maria Palacios es madre de día y su piso de Sant Vicenç es la escuela, que, en diferentes días y horarios (a demanda de los padres), acoge actualmente un total de tres niños de entre ocho meses y dos años. Casa suya no difiere casi nada de cualquier otra que tenga niños a la familia, sacado de pequeños detalles de seguridad, como por ejemplo un extintor, luces de emergencia y protectores a radiadores, puertas y enchufes. Incluso conviven un gato (Gatito) y un perro (Diamante), que son parte de la familia. Lola, uno de los niños de quienes tiene cura, «a menudo usa el Diamante de almohada y se duerme encima, porque es un animal muy dulce», explica Rosa Palacios.

«Una de las características esenciales de este servicio es que nosotros somos un hogar, una familia [tiene una hija de 15 años], y está en casa tuya donde haces la acogida, porque el que se busca con este servicio es que el niño se encuentre como casa suya», detalla Palacios, que añade que «no se destina un espacio diferente, es el lugar donde vive el cuidador o cuidadora. La idea es que el niño se sienta en casa, con su sofá, sus rincones... Sólo está adaptada a ellos en aspectos de seguridad».

El servicio de crianza al hogar para la pequeña infancia, también conocido con el nombre de madres de día, es un método de conciliación familiar por horas y flexible que ejerce un profesional –con formación en el ámbito de la pedagogía– en su propia vivienda, donde tiene cura de niños de entre 0 y 3 años (según la regulación que ahora se ha salido adelante). Esta sería la definición más formal y aséptica. Pero Rosa Maria Palacios añade otro elemento distintivo: su propuesta se basa en el método denominado pedagogía viva.

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